28.- Desierto del Gobi. Parte 2: El vacío.
Jornada 3.- Domingo. 25 de Julio.
Kharkorin-Arvaikher: Otros 200 y pico kilómetros….Vamos perdiendo poco a poco las carreteras de asfalto y pasamos 3 horas por carriles realmente malos, con estepas interminables, algunos grupos de caballos y Gers aislados. Se repite el miso paisaje una y otra vez en una monotonía exasperante…,.valles interminables…Nunca se vislumbra el fin del carril. Son las famosas estepas mongolas.
Dormitamos en la furgoneta, o contemplamos el infinito, cada uno sumido en sus pensamientos. Largos silencios, algún comentario o chiste que nos hace salir de una cierta hipnotización por parte de esas llanuras infinitas y solitarias….Ni rastro de humanos….No nos hemos cruzado en tres horas con un solo coche. En una de las paradas que hacemos en algún lugar para comprar agua y echar gasolina, nos topamos con otro español que viaja en un jeep con un guía. Viene del desierto y nos avisa: 50 grados y absolutamente nada a la vista….Como es normal en un desierto.!! Por eso se llaman así…..
Llegamos a Arvaikher, capital de provincia. Una ciudad pequeña perdida en medio de la nada….O sea en medio de Mongolia. Nada en el más sentido profundo de la palabra. Viento, polvo, y algunas personas paseando por las escasas calles asfaltas….Para colmo es domingo, ese día raro de la semana, que sin saberlo, sabes que es….Por ese ambientecillo especial que se respira, sea en casa o a 20000 kilómetros, da lo mismo….
Y además para rizar el rizo, es mi cumpleaños….Aquí me lo he callado, no me apetecen demasiado las celebraciones, y lo he vivido en silencio, con algún que otro pensamiento que me ha conectado inevitablemente con el momento de mi nacimiento….Y ya han pasado bastante tiempo, a veces pienso que tal vez demasiado….Pero así funciona esto, pierdes por un lado y ganas por otro….Y ese día te da por reflexionar más de lo debido….
Estamos medio dormitando en un modesto hotel de esta cochambrosa ciudad, bien atendido por una joven encantadora y su hermanita de unos 12 años que chapurrea con mucho orgullo un poco el idioma de los corsarios británicos, oímos de fondo como era inevitable el tremendo ruido proveniente de uno de los miles de pub-putiferio-karaoke de este país y que se ha convertido en una seña de identidad de los mongoles, pues no se concibe un pueblo en una zona inhóspita sin estos antros.
Por otro lado admiro a las mujeres de este país. Llevan la casa, los negocios, la educación de los hijos, el duro trabajo en el campo: están omnipresentes, son el motor de la existencia de esta nación, aún siendo su rol bien marcado y ocupando socialmente un “rango” inferior al hombre, al cual consideran un Khan. Los hombres se ven poco la verdad. Y los que se ven van cabalgando en sus motos chinas o sus todo-terreno 4X4, por las praderas….Y mas de uno tirado por la calle y caminando dando traspiés…..hartito de vodka y Kumis…
Y como es un día un poco especial, pues me quedo con una reflexión de la vida de Gengis Khan….
Los mongoles desde siempre tienen miedo a las tempestades, en especial a los truenos y rayos, se asustan mucho. Uno de los hermanos adoptivos le preguntó admirando su valor, su fuerza y determinación, ¿ por que no tienes miedo del rayo?.y el Khan le contestó…”porqué no tenía donde esconderme…”. Mola, no….?
Jornada 4.- Lunes. 26 de Julio.
Arvaikler-Khongoryn: Nos levantamos a las 6 de la mañana para salir cuanto antes. Nos espera un duro viaje. Compramos bastante agua y unos víveres y emprendemos la marcha a las 7.30. Pasamos por un par de pueblos perdidos en medio de estas extensas estepas. Viento, calor y nada de interés. En uno de ellos comemos en un garito: carne de cordero, sin mas guarnición, a pelo, o Mongolian noodles…Pasta y carne de caballo o camello. Un mal lugar para los vegetarianos. Opto por un tarro de vegetales con pan de molde….No está mal, aunque con demasiado sabor a vinagre.
Continuamos y ya entramos de pleno en el desierto. El paisaje se va transformando de verde a color arena. Escasea la hierba y se ven esporádicas manadas de camellos. Una imagen increíblemente bella, la verdad. Como caminan, como te miran y como se mueven. Un espectáculo, un deleite para la vista.
Pasan horas y horas con un panorama cada vez mas vacío, aunque bello. Tras 320 kilómetros. y 8 horas llegamos a las cercanías de las dunas más altas del desierto ( Khongor Sand Dunes) .
Pero claro, antes de llegar, algo nos tenía que pasar. Este desierto es muy duro y echábamos de menos un pinchazo en mitad del vacío, a las 4 de la tarde por ejemplo y 45 graditos….Y sin el gato adecuado para levantar la furgoneta….Nuestro conductor al final consigue cambiar la rueda…Tiene 6 cámaras más en el maletero y dos ruedas de recambio…No le coge la cosa por sorpresa y a pesar de las carencias de instrumental adecuado, en menos de 15 minutos estamos de nuevo en camino.
Llegamos a un campamento turístico de Gers, tiendas mongolas. Lo único que hay, estas tiendas y un pequeño edificio con un restaurante bastante aceptable, aunque con precios desorbitados. No hay muchos turistas por aquí, así que conseguimos negociar algo el precio, 12 euros por cabeza en un Ger limpio, bien ordenado y con derecho a ducha….Todo un lujo para estar en uno de los desiertos más inhóspitos del planeta.
Vamos a la Gran Duna con nuestro conductor, a unos kilómetros de distancia y comenzamos a escalarla. 160 metros con un desnivel importante….Invertimos unos 40 minutos. Agotador. Al llegar a la cima el espectáculo es en 2 palabras, como dice mi poeta-torero favorito, ( Jesulín….de Ubrique), ….IM—PRESIONANTE.
Son de esos momentos en que te quedas parado totalmente, en silencio junto a tus camaradas, mirando al infinito y deleitado con las dunas, la luz del sol en el horizonte, las sombras en la arena, la oscuridad que llega….
Y nuestro colega el madrileño que se nos ha quedado unos metros de la cima pidiendo auxilio. Le ha entrado un bajón y se ha quedado plantado…Mejor dicho, tumbado boca arriba sin aire. No tiramos en su ayuda y al llegar a su altura lo veo totalmente blanco, con pulso muy débil y respirando con dificultad. Me preocupo, pues estaba tenía el color de un cadáver, no le encontrábamos el pulso adecuado hasta varios minutos después, que empezó a tomar color y a recuperarse….Un sustillo importante. Conseguimos al final bajar todos y ya abajo volvió a la vida.
Fuimos a ver a una familia mongola nómada, como ordeñaban los caballos y luego los camellos al atardecer. Un espectáculo bonito con lo nómadas en sus tareas, los niños correteando con los perros que actúan de guardianes ante los extraños…
Hemos visto perros correr tras la furgoneta con intención de morderle en guardabarros sin ningún miedo….Dan susto aunque una vez con las familias son mansos y sociables.
Tras la ducha de rigor en un barracón con cortinas de plástico, esto sí que es un lujo, nos reunimos en un espacio con techo, a la luz de una luna totalmente llena, el cielo lleno de estrellas y una temperatura moderadamente caliente, para preparar unos bocatas, mientras charlamos y disfrutamos del espectáculo del lugar.
Ruidos cero y la noche la notamos en toda su intensidad. Nos metemos luego en el Ger y tenemos que dormir con la puerta abierta, pues dentro hace calor, 38 grados para ser más exactos…….Todo pueda ser, que aparezca en mitad de la noche algún animalito de las praderas desérticas,.como por ejemplo un lobo de las estepas……