2.- CHENGDU: Calor, humedad y masajes..¿con “final feliz”?.

24 Junio 2010

Amanece temprano, sobre las 6 de la mañana, hace calor ya aunque el cielo sigue encapotado como si fuera a descargar una tormenta, y se escucha el ruido del tráfico ya… 28 grados y el 75% de humedad relativa… Como para ponerse a correr… Sin moverte ya se te pega la camiseta al cuerpo.

 He dormido considerablemente bien para ser la primera noche y afrontar el cansancio, y aquí estamos en la habitación, cada uno escribiendo lo suyo. Son las 7 de la mañana, ya estamos un poco de cachondeo, y esperando a que la ciudad se despierte, para salir a buscar un garito donde desayunar. Decidimos darnos un pequeño homenaje en una especie de cafetería para “guiris”….Té, café y bollería parecida a la nuestra, con algunos sabores chinos… algo raro para nosotros.

Acordamos el itinerario a seguir las próximas 7 semanas de viaje por el Tíbet , aunque habrá inconvenientes: el primero es que será imposible visitar Lhasa. Los chinos han convertido la Región Autónoma del Tíbet en un destino turístico de lujo, una especie de turismo espiritual para extranjeros ricos que buscan algo exótico y visitar muchos monasterios budistas. Circuitos de visitas a Lhasa unos 4 días cuestan unos 400 euros, con guía por supuesto del gobierno, muchos kilómetros en 4X4, restaurantes, visitas programadas y mucho control… Algo alejado del Tíbet auténtico, me temo.  Prohibido el paso a extranjeros sin permiso especial y que  gusten de viajes alternativos. Esto es China con respecto a la zona del Tíbet. Ya lo sabía, pero una vez aquí lo ves aún más claro… Declaran que el ir acompañados en un tour es por razones de seguridad. Vamos, para protegerte de los tibetanos… Todo muy correcto y algo cínico, lleno de eufemismos…..

Tras analizar los pros y los contras decidimos para tomarnos el día con tranquilidad ir a una casa de masajes… Las hay en todos los barrios, y consisten en un pequeño local con varias chicas en la entrada y dos sofás a la vista… Y también una habitación algo apartada para masajes completos… Me explico: íbamos buscando un masaje de pies, reflexoterapia… de esos masajes pero sin “final feliz”… Nos hicimos entender aunque no tuvimos que dar más explicaciones. La habitación aparte es para masajes completos… Parece que con “final feliz”….pero la verdad, es que ni idea. Vimos salir a un tipo con una cara así como “muy relajado”…

El caso es que un masaje de pies cuesta 3 euros la hora….!!! Y claro, pues nos lanzamos y lo cierto es que es bastante agradecido para el resto del día o a la llegada de un viaje. He tomado mejores masajes de pies en Tailandia pero, por el precio, está bastante bien. Las chicas a la vez que te dan el masaje están más pendientes de una de esas fotonovelas globalizadas chinas… Todo un poco raro y algo surrealista.

Paseo por el centro de la ciudad, que viene a ser como Madrid, con cuatro anillos de circunvalación… O sea, una cosa espantosa. Para luego terminar perdidos en el barrio tibetano, donde nos metimos en un restaurante típico lleno de monjes y monjas. Gente entrañable estos tibetanos. Todos nos sonreían un poco, lo contrario que los chinos siempre algo  más serios y desconfiados, y un grupo a nuestro lado, al darse cuenta del tatuaje budista que llevo en el antebrazo, no paraban de mirarnos y nos saludaban una y otra vez. El ambiente era genial, tranquilo, agradable. Para el almuerzo: cerveza china, arroz blanco y momos tibetanos (una especie de raviolis rellenos de carne, patatas o verduras). Todo delicioso aunque con las mismas salsas chinas.

Volvemos al  hotel,  situado en el centro de la ciudad, “ Dreams Travel International Yougt Hostel “, aceptable, buen ambiente… Y “siestecita”  para no perder la costumbre española.Y, por la tarde, excursión por la ciudad a una zona de templos budistas y calles peatonales donde reina la tranquilidad, los pequeños comercios y la gente algo más relajada que en el centro de la ciudad, donde el tráfico es infernal, con miles de coches, ciclomotores y bicicletas. La ciudad es gris, sin color, con edificios todos iguales, bloques de viviendas estilo soviético sin personalidad alguna, productos de la revolución cultural llevada a cabo por Mao-Tse-Tung que pretendió con todo esto sacar a China de su atraso con respecto a Occidente. La revolución la llevó a cabo con el país y con las mentes. Se palpa en el aire la falta de libertad, el pensamiento único, la obsesión por el trabajo, la productividad y el dinero, lo cual hace que estas ciudades y sus habitantes en definitiva, no sean muy acogedores ni amigables. El ambiente es como de una cierta hostilidad ante lo extranjero, aunque hay excepciones, pero la tendencia es ésa.

Al final del día terminamos cansados y contentos, aunque algo frustrados por nuestras ganas de visitar Lhasa y la aparente imposibilidad de hacerlo. Unos catalanes establecidos aquí nos confirman que es imposible visitar Lhasa de forma independiente, que hay mucho control y que pillan a todo extranjero que lo intenta.

Mi colega tiene unos contactos tibetanos en la ciudad, y pensamos que no todo está perdido. Tendremos que permanecer unos días aquí para intentar gestionar unos permisos o cartas de invitación, lo cual no nos desanima del todo. Sabemos que será difícil, pero aún así vamos a intentarlo. Siempre queda a visitar otras zonas del Tíbet no tan restringidas, o marchar a Mongolia y el sur de Rusia. De momento no sabemos. Aquí no se pueden hacer demasiados planes, más que nunca vivimos sobre la marcha.