18.- Yushu: Terremoto a 3.890 metros…
Situada en el Tíbet, Yushu cuenta con 100.000 habitantes. Bueno tras el terremoto devastador (de 7.1 USGS ) del pasado mes de Abril, algunos miles menos, y los restantes, los supervivientes viven ahora mismo TODOS en tiendas de campaña, en la calle. El 80% de las casas se vinieron abajo.
Hemos pasado una noche inquieta. Aquí hay miles de perros tibetanos, algunos sueltos por las calles, otros atados a un poste cerca de las tiendas de campaña. Os aseguro y tengo fotos, que más que perros parecen leones. Son enormes mastines de pelo largo, muy sucios con una cabeza del tamaño de King-Kong…..Dan miedo. Las cadenas y las estacas parecen robustas, pero nunca sabes. Y por la noche, parecen que se ponen todos de acuerdo para ladrar, pero ladrar bien y sin descanso.
Aparte de esto, estábamos bastantes cansados del viaje, y la llegada en la oscuridad nos sorprendió. Parecía la película Blade Runner, de Harrison Ford, con ese ambiente oscuro y denso, la lluvia continua, humo saliendo de las tiendas de campaña, figuras en la oscuridad etc.
Al final nos despertamos a las 2.30 de la madrugada para ver la semi-final entre España y Alemania. Lo vivimos con emoción, y gracias a Buda, la victoria de la selección compensó la fatiga. Es la primera vez en su historia que España está en la final de un mundial, y bueno, la ocasión merece hacer una pequeña mención a este deporte por aquello de que es una ocasión única y por la lejanía del país, que hace no sé muy bien por que, que afloren ciertos sentimientos patrióticos, y aquí por todos lados vamos diciendo “ SIPAYA” en chino, España.
Me he levantado el primero y me he quedado en la cama. No quería despertar a mis dos acompañantes. Luego he salido y lo primero que he visto frente a mí es una casa destruida que no ví anoche; se ve el interior con sus muebles y sus cuadros, faltaban los tabiques y algunos techos se habían venido abajo. El panorama es desolador. A mi alrededor, miles de tiendas azules con anagramas en chino. Son las viviendas provisionales de los habitantes de esta ciudad. Es realmente una visión indescriptible, por mucho que me empeñe.
He estado a lo largo de estos años en diversos países que vivían o que han vivido guerras y desastres naturales.
He visto Beirut después de 10 años de guerra civil, con sus edificios agujereados por miles de balas, con troneras producidas por obuses y misiles, que producen en tiempos de paz una visión extraña, un decorado de guerra civil moderna, y uno se imagina lo que han tenido que pasar esas criaturas.
En Yemen he visto como un país no cicatriza sus heridas tras también otros 10 años de guerra civil, con pobreza, miseria y hombres armados por la ciudad, guerras tribales, ciudades ruinosas y extremismo religioso.
En Camboya pude ver la devastación producida por las bombas lanzadas por los americanos durante el conflicto de Vietnam, y posteriormente como dejó el país el régimen paranoico de Pol Pot y sus Kremeres Rojos asesinando a un tercio de su población.
En los territorios palestinos, tras mas de 60 años de conflicto, todo destruido, con tuberías y saneamientos al aire, con olores nauseabundos, de nuevo miseria, ignorancia, extremismo, guerra civil, edificios destruidos por las bombas israelíes y sus buldózer, etc.
Pero nunca había visto una ciudad tras un terremoto. Impresiona de verdad, ver la virulencia de la tierra cuando dice “aquí estoy yo….” Y las consecuencias en una ciudad moderna. Es un panorama que no puedes olvidar. Sus edificios destruidos y algunos totalmente desaparecidos, quedando un montón de escombros, calles agrietadas, farolas y árboles tumbados, saneamientos destrozados etc….Y para colmo, ves miles y miles de tiendas de campaña dispersas por la ciudad, en sus parques, plazas y en medio de cualquier explanada que quede libre de escombros. Una devastación en toda su intensidad. Una imagen imposible de trasladar con palabras, ni con fotografías.
También percibes que el instinto de supervivencia es inigualable. Miles de personas que tratan de llevar una vida normal a pesar de la tragedia. Tiendas de campañas acondicionadas como domicilios, con sofás, televisión, mesas, aparador, con la cocina fuera, todo lo necesario para vivir amontonado en cajas. Sin agua corriente, con letrinas cerca en cada barrio, unas condiciones miserables, pero los ves sonreír, seguir su existencia como si no hubiera pasado casi nada.
Miles de tiendas también habilitadas como pequeños comercios, con sus restaurantes, venta de ropa, zapatos y artículos de primera necesidad. No hay lujos, mucho polvo en el ambiente, coches cochambrosos circulando a paso lento, calles destrozadas, edificios ruinosos algunos que se mantienen en pie pero con grietas como enormes cicatrices. Un panorama que te abruma pero a la vez te hace emocionarte por la dureza de las circunstancias y la capacidad del ser humano por resistir, por seguir adelante pase lo que pase. Ves la fortaleza y entereza de esta gente que te maravilla, y en su sencillez y pobreza los admiras, y se lo dices con la mirada, con la sonrisa, con un gesto con la cabeza, al pasear por las calles, cuando te cruzas con ellos. Y a veces escondes la cámara de fotos y quieres pasar desapercibido, como diciendo, “soy guiri, pero os acompaño en lo que estáis pasando…”Al menos por un par de días, que no es nada, pero bueno, algo es algo, y ya que pasábamos pues nos solidarizamos aunque sea unas horas. Porqué ellos nos piden una y otra vez, que hagamos fotos, y que le contemos al mundo lo que hemos visto, y como está la ciudad, la falta total de apoyo del gobierno chino, el abandono, la miseria, la desesperación….Que nadie les escucha…
Hoy hemos invitado a comer a “X “(no voy a poner ningún nombre tibetanos por la política de represión del gobierno chino con los tibetanos en general y con algunos activistas de los derechos civiles y del medio ambiente en particular) el amigo tibetano de mi colega, y su hija de 12 años “Y”, una niña encantadora y el un hombre realmente asombroso. Ha perdido a su mujer en el terremoto. La niña huérfana tenía una sonrisa que es difícil comprender tras una tragedia como esta, que lo pierdes absolutamente todo y ahí esta, con esos ojos, esa mirada y esa actitud. El padre nos acoge en su tienda de campaña de 12 metros cuadrados, con todo comprimido, dos camas y una tercera plegable, nos distribuye mantas, abrigos, colchas para pasar la noche, que es fría y lluviosa en esta época del año. Dice que quiere que durmamos los tres juntos, para ver el partido de España a las 2.30 ce la madrugada…..Nos emocionamos.
Estamos a 3.890 metros de altura y es la época del monzón. De día hace un sol de justicia, y todas las tardes empieza a llover de forma continua y luego toda la noche….Hasta por la mañana. Y así un día y otro.
Gente dura, resistente, valiente, sencilla, amable y agradecida por seguir viva simplemente.
El caso es que después de la comida hemos vuelto a nuestro campamento a descansar un poco, para la “siestecita española”. Y aquí me encontraba tumbado en esta cama improvisada, dentro de esta tienda de supervivencia, y pensando en lo que llevo visto en estos días, cerré los ojos….Y se me han deslizado por las mejillas dos lágrimas de esas de cocodrilo….Supongo que eran las que no pude soltar entre otros momentos, como en ese bar tibetano con la niña esa que la mujer me ofrecía para darle un futuro mejor, y de paso por este hombre viudo y esta niña huérfana…..Supervivientes…..Y al poco me quedé dormido.
Hemos pasado el resto de la tarde paseando con nuestro amigo tibetano por la ciudad. Como no, hemos visitado el templo con miles de piedras amontonadas con el mantra OM-MANI-PADME-HUM, ese que llevo en el brazo y que me está haciendo “tibetanamente” famoso en este país. Son gente curiosa y están continuamente levantándome las mangas de la camisa pues ven alguna parte del tatuaje y seguidamente sin cortarse un pelo, me tocan y me “despelotan” los brazos.
Como no hay apenas agua en las casa, la poca que hay se utiliza para cocinar, hemos ido a unos baños públicos cerca de la biblioteca pública de la ciudad, donde nos hemos quedado como nuevos por 2 euros cada uno después de tres días sin lavarnos. Luego hemos vuelto al campamento, nos han proporcionado otra tienda de campaña vacía para nosotros y nos han dado de comer momos tibetanos, que son como unas empanadillas rellenas de carne o verdura, fritas o al vapor, algo típico tibetanos, sopas de fideos y caldo de arroz. El único sofá de la estancia nos lo ceden a los dos.
” Z” es la hermana de nuestro amigo tibetano, prepara ella sola la cena. Aquí ninguna mujer acepta ayuda ni para cocinar, ni para recoger la mesa o fregar los platos. Es una sociedad machista con los papeles bien delimitados. Había varias mujeres de la familia ancianas a las cuales intentamos ceder nuestro asiento en el sofá mientras ellas estaban de pie o en una silla de madera. No sólo se negaron sino que nos regañaron, somos los huéspedes y ocupamos el mejor y único sitio cómodo: el sofá.
Me siento un privilegiado, e intento registrar en mi mente esos detalles de sencillez, humildad y amabilidad, propios de las culturas primitivas y rudimentarias, y en especial de la tibetana, donde no hay cuberterías ni vasos para vino, ni mantel, ni ensaladera, ni “ná de ná…”.Aquí, una mesa de madera, comida sencilla y sabrosa, salsas ( que empiezan a gustarme aunque piquen un poco…) en bolsas de plástico transparentes, un bol para el caldo, palillos chinos para comer ( ya los controlo mejor….) y poquito más. Y oye, en la gloria, satisfecho, agradecido y emocionado, por la hospitalidad y la generosidad. Lo siento pero son pequeñas experiencias que no se pueden comprender ni disfrutar viendo “ Andaluces por el mundo” o los realitys como “ Pekín Espress” y demás “paridas” nacionales.
Son cosas que se te quedan en la sangre para siempre y cada vez que vuelves de uno viaje de estos, pues vuelves como diferente, un poco más serio, más crítico también con tu entorno habitual y el derroche que hacemos, la sobrealimentación y la “sobre-gilipollez” con la ropa, la comida, las poses sociales y demás…Y te dan ganas de llorar, por lo mal que está repartido todo y por lo mucho que tenemos algunos y lo poco que tienen muchos. Y que, mucho templo de techo dorado, iglesias góticas, bizantinas, sinagogas engalanadas o mezquitas lujosas, pero el pueblo llano sigue pasándolas canutas como siempre. Por ejemplo, en esta ciudad lo único que han empezado a reconstruir es el monasterio budista que hay en lo alto de la colina. Las escuelas y el hospital son tiendas de campaña……El resto de la ciudad está aún destruido, con escombros sin recoger, con una sensación de abandono alucinante. Y te sorprende ver aún gente encendiendo velitas de manteca de Yak y quemando incienso y haciendo ofrendas a los dioses….
Vamos, que es siempre la misma historia, desde los siglos de los siglos. Amén.
Y por hoy ya está bien y nos vamos a la cama. Son las 22.00, en nuestra nueva tienda de campaña donada por las autoridades chinas en” solidaridad con el pueblo tibetano”. Está lloviendo, se oye el chapoteo de la lluvia sobre la lona de plástico. Me está entrando sueño de escuchar ese goteo sobre mi cabeza…… Mi colega ronca como una marmota después de ingerir un par de cervecitas de la tierra. Yo a punto de apagar mi frontal. No hay nada en el interior de nuestro habitáculo excepto nuestras mochilas llenas de ropa sucia y un par de camillas plegables del ejército con muchas mantas que nos han dado los tibetanos. Llevo con los mismos pantalones desde hace más de 10 días, con barro y bastante sucios. Y vivo con 5 camisetas antiguas, un par de botas llenas de barro, algo de ropa interior y todavía algunos sueños que realizar…….
Es curioso, pero me siento ligero, como que vivo con más intensidad….una sensación cercana a la plenitud….? Aunque sea momentánea y efímera…..
Estoy a punto de meterme ya entre las mantas sobre mi camilla militar que me parece más cómoda que las camas de muchos hoteles y que incluso la mía propia, cuando escucho abrirse el velcro que cierra la puerta de nuestra tienda, y aparece nuestro amigo tibetano trayéndome una botella de agua que le pedí esta tarde por si tengo sed por la noche….Y que queréis que os diga, que se me hace otro nudito de esos en la garganta, y me digo a mi mismo antes de apagar el ordenador….Que qué putada esta vida…..
¡Simplemente hermoso!