2.- Visados y vuelo al Yemen.  تأشيرات الدخول والسفر إلى اليمن

“Enganchamos” el avión y tras 7 horas de vuelo, aterrizamos en Doha, la capital de Qatar, donde hicimos escala para progresar hacía Muscat, la capital de Omán. Recomiendo www.qatarairways.com. Aviones de primera, confortables y un trato amable y profesional.

Nuestra combinación era, Madrid-Muscat con escala técnica en Doha, capital de Qatar y la vuelta, Sana´a-Madrid, con la misma escala técnica. Decidimos llegar a Emiratos Árabes cruzar por tierra a Yemen y volver a Madrid desde la capital yemení. El precio total unos 850 euros. El visado a Omán se obtiene sin dificultad en el mismo aeropuerto, 50 euros. El visado a Yemen lo gestionamos por una agencia en Madrid, vía postal, unos 60 euros. También se puede gestionar el visado una vez llegado al aeropuerto de Sana´a. Para entrar por tierra es preceptivo obtener el visado en el país de orígen, es decir, España. A fecha de verano del 2010, la reglamentación ha cambiado debido a la difícil situación en el país, riesgo inminente de atentados y guerras tribales, por lo que no es posible obtener el visado por libre, en la embaja de Yémen de Madrid. Es necesario contratar una agencia, un paquete de esos de varios días, y ésta ya gestiona el visado, y una vez en el país, y transcurridos unos días se puede ir “por libre” siempre que la situación inestable de guerras tribales lo permita. Sada y Marib están totalmente prohibidas a los extranjeros por ejemplo. Las cosas en este país cambian con cierta frecuencia y no es extraño que evolucionen para mejor o para peor y cambien las condiciones de entrada para los extranjeros. Esperemos que las cosas cambien a mejor…. si Dios quiere  إن شاء الله …..

La llegada a Muscat en Omán….como diría yo….fue húmeda!!!. Húmeda en el sentido más puro….. El grado de humedad a las seis de la tarde  era del 85% y la temperatura de 35 grados. Para los que no dominen mucho los temas climatológicos, es cercano a la sensación de estar en un baño turco….Es decir, que como diría mi colega, estás sudando desde el minuto uno…pero sudando de verdad….

El sentido real de sudar lo comprendí en Muscat. En esta ciudad que nunca olvidaré quedó grabado en mi cerebro en árabe la palabra humedad:” Rutuba”(رطوبة ) . Fue además la palabra emblema de nuestro viaje, porqué fue de verdad una sensación bestial. Y la pronunciábamos a todas horas. Que si Rutaba por aquí, que qué Rutaba hace, Rutaba por allá, etc.

Al salir del aeropuerto nos dirigimos al centro de la ciudad, a la zona del paseo marítimo, en la Corniche, y allí nos buscamos un hotel( فندق en árabe literalmente es “fonda”, y  esta palabra es muy importante, conveniente memorizarla, al menos su grafía; se pronuncia “funduk“,  pues es necesaria entre otras cosas para dormir bajo techo….), que como siempre y a pesar de pagar a precio casi europeo ( unos 22 euros por persona…estamos en Emiratos Árabes!!!), resultó ser algo cutre, sobre todo porqué lo más importante, el aire acondicionado, no funcionaba demasiado bien….Se estaba mucho mejor en la recepción que en la habitación. La transición de la habitación a la recepción era algo surrealista, similar a cruzar un campo de minas, similar al infierno. Te podías duchar y en el trayecto, bajar dos pisos y antes de salir a la calle, volver a sudar de forma alarmante.

Pero no era nada en realidad,comparado con lo que ocurría cuando abrías la puerta de la puerta principal del hotel y ponías un pie en la calle. Y como nos gusta experimentar, decidimos dar una vuelta por el paseo marítimo a pesar del cansancio. Eran las once de la noche.

Por los años de deporte practicado, mi colega y yo nos la damos de gente resistente, ( en su caso, al ser vasco es mas resistente aún….), pero en el caso de Muscat todo ese entrenamiento se va a” tomar por saco”, simplemente porqué es literalmente imposible caminar 200 metros sin tener que pararte, descansar y respirando con dificultad empiezar a creer que padeces una enfermedad pulmonar.

Nos quedamos realmente alucinados mirándonos el uno al otro, como diciendo “…No puede ser, nos sentimos pesados y no podemos dar un solo paso mas….”. Para colmo íbamos sin agua. Caminamos  200 metros y el golpe de calor sumado a la humedad fue terrible. Caímos derribados como dos mosquitos cuando utilizas el spray ese ”Raid”. No salíamos de nuestro asombro. Estábamos completamente empapados de nuestro propio sudor y tuvimos que cruzar la calle y dirigirnos urgentemente  a un local cutre cercano a comprar unas botellas de agua.

En previsión de las temperaturas y humedad que íbamos a coger, me llevé uno de esos aparatos que mide ambos parámetros. Pues en ese preciso momento, llegamos a 40 grados y el 91%  de humedad. En la sauna, estos dos niveles suelen ser similares. La sensación era aplastante. Costaba trabajo respirar y cualquier movimiento era un mundo, os lo juro. Parecíamos dos astronautas en la luna cuando salen de la nave. Nuestros movimientos eran lentos y torpes, como lastrados por una fuerza superior, y cada paso que dábamos producía rápidamente sudor, con lo cual se incrementaba la deshidratación y en 200 metros necesitabas beberte literalmente otro litro de agua.

Habiendo caminado tal vez un  kilómetro, desistimos de ir más lejos y emprendimos la vuelta al hotel completamente derrotados por la humedad agobiante, el calor, el cansancio sumado a los cambios de usos horarios ( síndrome del Jet-lag).

Llegamos a duras penas al hotel, subimos a la habitación y no conseguíamos dejar de sudar ni siquiera una vez duchados. Tumbados sobre la cama, intentando recuperar el aliento, con la mirada fija en ese ventilador propio de los hoteles árabes, en el techo…..Aparte de funcionar pésimamente, siempre parecen que están a punto de descolgarse y caerte sobre el cuerpo en mitad de la noche. Y el aire acondicionado que  a su máxima potencia, apenas enfriaba la habitación, eso sí, con un ruido que apenas dejaba conciliar el sueño. Pasamos una noche perra, la verdad.

El día siguiente fue de pura transición. Nos levantamos animados aunque cansados, pensando que lo de la noche anterior había sido algo fuera de lo normal y salimos a la calle a desayunar.

Era la misma sensación que la noche anterior sumado a un sol amortiguado por un cielo encapotado. Total, un calvario. No veíamos a nadie por las calles y nos pareció extraño. Parecía un día de fiesta, pero no…Simplemente es que la gente no sale a la calle de día.  Es simplemente, imposible permanecer en la calle.

Nosotros en nuestra línea de “….van un vasco y un andaluz por Arabia….”

Total, que lo mismo que la noche anterior. A los pocos pasos un derrote total y en media hora, tras pararnos a comer algo en uno de esos locales espartános que tanto nos gustan, nos bebimos unas cuantas coca-colas, agua y todo lo que tuviera azúcar y sales.

Nos refugiamos en el mercado de pescado cerca del puerto….Apenas había gente…Todos incluso ellos, sudando como  verdaderos posesos….Muchos hombres, pocas mujeres. Algún que otro beduíno de las zonas tribales montañesas, siempre armados, con fusiles, cuchillos o espadas. En estos países adoran las armas y hay un fuerte sentimiento tribal, de pertenencia al clan.  Condiciones de vida duras, aislamiento y enfrentamientos por las tierras, el agua, el petróleo.

Y dedicímos volver a la protección del hotel. Y por poco no llegamos. Estábamos hechos polvo. Y decidimos pasar el día en su interior y salir cuando oscureciera, como los vampiros.

Al anochecer el mismo calor agobiante y la humedad desesperante. Las camisas y camisetas totalmente empapadas. Estábamos en estado de schock. Se veían algunas familias que tímidamente paseaban, tomaban algo, pero  poca gente. El ambiente era desangelado por lo que decidimos no permaneces allí mucho más tiempo, cogimos un taxi y nos alejamos de la costa hacía el centro de la ciudad donde la temperatura era más soportable, por la ausencia fundamentalmente de la humedad. Echamos un vistazo al horario de los autobuses y acordamos largarnos de allí lo antes posible, a poder ser a la mañana siguiente.